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Hace más de 30 años, una jovencita llamada Elizabeth dejó su pueblo natal: Gutiérrez Zamora, Veracruz; para mudarse a la ciudad de Puebla en búsqueda de mejores oportunidades para cumplir sus sueños y ayudar a su familia. Dejó atrás a su mamá y sus cinco hermanas y al llegar, nunca se imaginó todo lo que estaría por vivir.

Elizabeth llegó decidida a buscar un trabajo y estudiar una carrera. Quería trabajar para pagar la universidad y apoyar a su familia. Buscaba en los anuncios del periódico, pero fue difícil encontrar una opción dónde compaginar su carrera y su trabajo. Hasta que aplicó a una vacante como asistente de abastecimientos en AlEn y ahí encontró ese balance, hasta lograr graduarse de la carrera de administración de empresas.

También enfrentó el reto de vivir sola, le fue muy difícil adaptarse a esta nueva vida, pero su optimismo y el enfoque en sus metas lograron sacarla adelante. Años más tarde, Elizabeth se convirtió en madre con la llegada de su hijo Vicente. Liz vivió la difícil tarea de ser madre soltera y tuvo que esforzarse para poder compaginar su papel de madre con su trabajo. Para Liz, el éxito no consiste en escalar de puesto, el éxito es estar siempre presente en la vida de su hijo, ella siempre supo definir sus prioridades para que a Vicente no le faltara su guía. Él es su más grande orgullo, pues siempre obtiene muy buenas calificaciones y es una persona ejemplar: con valores, pasión y constancia. Actualmente, Vicente tiene 22 años y está llevando sus prácticas profesionales en una importante empresa.

Liz disfruta mucho hacer ejercicio y correr, pero lo que más le gusta es ver videos educativos y tomar cursos, para seguir aprendiendo herramientas para hacer mejor su trabajo. Otra de sus pasiones es el ajedrez, una tradición en su pueblo natal que aprendió gracias a su papá para después enseñarle a su hijo. Como dato curioso, Vicente, a sus 5 años logró vencer al campeón estatal de Veracruz. El ajedrez es una actividad que comparten juntos y de la cual han aprendido muchas lecciones de vida. Por ejemplo, Liz aprendió a retarse a sí misma para ser la mejor, teniendo como lema: “Cuando eres la mejor, perder no es opción, ganar es tu destino.”

En sus 30 años en AlEn, Liz ha hecho grandes amistades, todos la conocen como una persona que siempre está contenta y disponible para ayudar a los demás. Ella ha crecido con la Planta Puebla y AlEn. Le tocó ver la llegada de marcas como Ensueño y Flash y los inicios del reciclaje. Liz se siente muy orgullosa de trabajar en una empresa líder que siempre está innovando y lo que más le gusta de AlEn es su gente y su espíritu de equipo.

Hoy Liz se desempeña como Negociadora, liderando el suministro de materias primas para una de las plantas más grandes del grupo. Vive muy feliz con Vicente y se siente muy agradecida por su trabajo y por AlEn. Su principal meta es seguir aprendiendo para compartir su conocimiento con las nuevas generaciones. Liz invita a las mujeres a que se sigan preparando y a aprovechar todas las oportunidades, siempre manteniendo el equilibrio entre su familia, su trabajo y su salud.